Desierto

Fuego en las dunas, quema la arena abrasada por el poniente. Mi cuerpo de serpiente se ondula buscando fundirse con el ardor del suelo. Los granos de arena, como lenguas golosas, lamen las gotas de chocolate que chorrean por mi piel pegajosa, que se derrite al compás del ocaso.

Habitación roja

Cierro los ojos y bajo reptando los peldaños de la escalera, arañando las paredes rojas con mis manos, dejando que se fundan con los desconchones de mi piel blanca. El suelo arde con el vaivén de las llamas de mi pelo. Suena con fuerza el cello rebotando entre mis apretados dientes.

Naufragio

Soñé con un naufragio … los caracoles caminaban por la superficie del mar y trepaban por el perfil de las olas, buscando el refugio de mi cuerpo en llamas, que el agua no conseguía apagar.

Tormenta

Blanca mi piel yaciendo sobre un campo de amapolas, se emborracha de rojo y se prepara para la más brutal de las tormentas, aquella que negra asoma ya por el horizonte y que descargará sus rayos eléctricos sobre mi empapada desnudez adolescente.

Torsión

Alerta al mínimo movimiento te desplazas como sinuosa serpiente por mi pensamiento. Tu espina dorsal, como una lengua sedienta, se retuerce buscando entre los recodos de mi cerebro, algún recuerdo que apague momentáneamente su sed.

Canibalismo

Voy a devorar tu redondez hasta que me ahogue la luz de tus entrañas. Quiero que te enredes entre mis dientes, que te claves en mi paladar, que tabiques mi boca con tu tela de araña, para escuchar como rebotan mis palabras.

Fuxia

Traspasados los límites solo la pantalla fuxia de tu piel me conmueve. Mi lívido esqueleto de papel se colorea con tu reflejo y tu energía hace latir mi corazón. Me hundo en ti y te respiro, después desapareceré volando.

Cerezas

Ella llegaba hasta él

para ofrecerle

los poros de su piel

y las yemas de sus dedos

adornados con cerezas

que comía con avidez.

Y se marchaba

con la cesta de su corazón

vacía.

"Cereza roja sobre losas blancas"

Maram al-Masri

Espejismo verde

Espejismo de luz verde, te ofreces tentador en medio del abismo, donde solo yo te puedo ver.
No solo modelaste mis ojos con tu savia nueva, sino que creaste uno a uno todos mis sentidos, por eso me acercaré venciendo la noche, porque quiero vivir en ti.

Heridas

A medida que nuestros cuerpos quedaban inertes sobre el lecho, las sábanas rezumaban la sangre roja de nuestras heridas.

Ciclos

Las amapolas resurgen en mí cíclicamente, ahora me doy cuenta. Primero es una simple pincelada de rojo lo que se fija en mi retina, después llegan los sueños repetitivos en los que aparece la escalera de caracol, por la que me deslizo vertiginosamente hasta llegar al negro. Percibo como mi paladar se va volviendo sedoso, como el tacto de sus pétalos y siento tallos verdes brotar en la planta de mis pies. Creo que vampirizo su energía para que las estaciones pasen deprisa , llegue la primavera y volver de nuevo a nacer.

Geometría

Me embelesa la desnuda geometría que guardas en tu interior. Separaré uno a uno tus pétalos con la humedad de mis labios, hasta besar tu cáliz. Tapizaré mi paladar con el rojo de tu piel y cerraré tu boca con mis dientes, para ser morada inaccesible donde solo tu lengua escuche los jadeos de mi ser.

Noche

Arrodillado en la noche,

busca el calor de mis entrañas,

siguiendo con tu fino olfato

el aroma que nace dentro de mi ser.

Succiona al ritmo de mis latidos,

camina embriagado, con ojos de ciego,

hasta que te arrastre el torbellino

que te devolverá la luz.

Soñé nacer

Soñé que me abrasaban las llamas de tu ombligo y que de ti volvía a nacer. Un esqueleto verde construyendo mi cuerpo y unas enormes alas de cristal, empañadas por el humo que manaba de tus ojos. Al despertar todavía sentía electricidad en los poros de mi piel.

Atravesando tus entrañas encendidas, mientras veía tu ombligo al final del túnel de tu cuerpo, recordé los versos que me gestaron:

Vuelve conmigo al inicio de mi cuerpo,
al perfumado centro del feto,
al instante en que de ti fui creada,
vuelve conmigo,
de ti estoy incompleta.

Forugh Farrojzad


Y sentí que al fin nacía, al comprobar que mi suelo era de nuevo tu piel.

Delirio oriental

Delirio oriental, seré la geisha de tus noches despiertas, manantial de roja sangre en el que bañar tu cuerpo seducido por el sueño. Treparé por tus labios buscando en ellos el oasis que esconde el desierto de tu piel. Despertaré tu deseo, hasta que grites quemando el silencio.

Tu palma

Me basta el calor de la palma de tu mano para ponerme en pie. Apoyada sobre una sola pata contemplo el negro infinito y no siento miedo a volar. Se que el reflejo blanco de tu piel será el faro que guíe mi retorno.

Salto al verde

De nuevo el salto al verde se precipita, con los ojos cerrados, con la piel de cobre embadurnada de chocolate, con dedos golosos dibujando labios de sombra. El naranja encendiendo las venas, derritiendo los contornos y creando espacios nuevos más allá del espejo.