miércoles, febrero 01, 2006

El mundo de la botella

Contemplaba tumbada la botella de agua, que difícilmente se mantenía en equilibrio sobre el salpicadero del coche. No me interesaba otra cosa que mirarla, pensaba que si no dejaba de hacerlo, en algún momento me colaría dentro.
Y así ocurrió….


El mundo que descubrí allí era tan distinto del que veía a diario..

El horizonte no era una línea recta, sino un perfil sinuoso en continuo movimiento que pude recorrer con mis pies descalzos, disfrutando del desequilibrio que convertía mi caminar en una especie de danza lenta y atrevida, con continuos quebrantos que me obligaban a controlar mi cuerpo en cada paso.Las nubes, borrachas de aire, recorrían el cielo a un ritmo vertiginoso impulsadas por la libertad que otorga el carecer de límites, dibujando en su camino espirales blancas a mi alrededor.Y la tierra, ¿qué podría contaros de la tierra? Cuando cansada caí en sus brazos sentí la caricia del barro envolviendo mi cuerpo, un ser vivo de infinitas lenguas lamiendo cada poro de mi piel, mientras rodaba con sensación de ingravidez .
Desconocía que en mi rodar inconsciente me sumergiría finalmente en un océano turquesa con luz radiante de primavera y mi cuerpo se licuaría confundiéndose con el agua transparente de la botella..
Y aquí sigo, guardarme el secreto.Los que viajaban conmigo creen que en alguna de las paradas que hicimos abandoné el coche. No encuentran otra explicación.
La botella de agua imagino que tuvo el final previsto. El agua se calentaría e iría a parar, como en otras ocasiones, al sediento asfalto y la botella a la papelera de la gasolinera.
Yo la recuerdo con cariño de hija, porque para mi fue el útero que me hizo nacer a ese otro mundo del que os he hablado. Aquí me siento feliz descubriendo cada día cosas nuevas e increíbles.

Y ahora..

Sigue contemplando fijamente tu botella..

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