martes, marzo 20, 2007

Manos

Existían tus manos.
Un día el mundo se quedó en silencio;
Los árboles arriba eran hondos y majestuosos,
y nosotros sentíamos bajo nuestra piel
el movimiento de la tierra.

Tus manos fueron suaves en las mías
y sentí al tiempo la gravedad y la luz
y que vivías en mi corazón.

Todo era verdad bajo los árboles,
todo era verdad. Yo comprendía
todas las cosas como se comprende
un fruto con la boca, una luz con los ojos.

Fui ciego
como piedra de cripta hasta que un día
vi en el mundo las manos verdaderas.

No eran las manos sino aquella forma
de estar unidas sin tocarse, como
las hojas en el bosque realizan
algo más grande y más hermoso aún:
una profundidad entre silencio.

Antonio Gamoneda

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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Átame con tus manos abiertas de niña que quiero la nitidez de tus huellas en mi piel. Preso en tus manos.

9:04 a. m.  

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